La serie de los números naturales: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, etc., tienen cada uno de ellos una unidad más que el anterior y una menos que la siguiente; estableciendo una relación igual y constante, de simetría simple, monótona. Si esta serie se hace aditiva, es decir, que cada término sea igual a la suma de los dos anteriores, se obtendrá entonces una serie simétrica, pero armónica, por ser proporcional.
5 + 8 = 13, 8 + 13 = 21, 13 + 21 = 34, etc.
1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610, etc., etc.
Combinando estas dos series de quebrados tendremos otra más amplia, de escalonamientos más próximos y que además presenta posibilidades mayores. Esta es la más completa serie de quebrados armónicos:
Es notoria la armonía que surge de esta serie de relaciones, que comparadas resultan de una proporcionalidad constante, representada por la cifra 1,618, que es el NÚMERO DE ORO: al ser aplicado a las medidas de líneas, figuras o cuerpos poliédricos, éstos guardarán esa misma relación áurea.
Este número se expresa:
Hace comprensible el concepto de Proporción Áurea. Por ejemplo, dice Tosto, si una línea, de cualquier medida, se divide o secciona, ocurre que:
Si se la corta por el medio, en partes iguales, se obtiene una simetría simple, monótona, de relación constante, de ritmo estático; efecto similar al de la serie de los números naturales.
Si se la divide por cualquier parte se produce una simetría irrazonable, sin armonía, ni ritmo, ni lógica; produciendo un efecto de desequilibrio, inestable y de fatiga óptica.
Existe una sola forma de seccionarla de manera que los dos segmentos resultantes guarden una relación constante y proporcional, similar a la serie aditiva de Fiobonacci, encadenados a un ritmo dinámico recíproco y continuo, de segura y equilibrada armonía; de proporción áurea.
Su símbolo matemático es:, phi.
Se dice de este número como el “preferido de la naturaleza y el arte”, que es un número “divino”, el “preferido” en la especulación pitagórica. La verdad es que se encuentra en la naturaleza y el arte como una proporción perfecta.
En la historia de los cánones humanos se ha estudiado la relación proporcional entre el cuerpo humano y la construcción de los Templos egipcios. En Menfis, en la tumba de Menofré, de la V Dinastía (siglo XXX), se encontraron pequeñas figuras con indicaciones de puntos y líneas para guardar una proporción en las figuras humanas. Se ha comprobado que para ellos la proporción del cuerpo humano era de 16, 19, 21 y ½, 22, 23 partes iguales, siendo la unidad para unos el ancho de un pie y para otros el largo del pulgar. Los cánones griegos varían, así el Apoximeno, esculpido por Lisipo, tiene 7 y ½ cabezas como proporción. Esta proporción se repite en el Hércules de Escopas, el Hermes de Praxíteles y Afrodita de Sirene, entre otros.
En la Edad Media, tanto en el arte Románico como en el Gótico se hacen visibles los cánones greco-romanos, pero sometidos a una nueva forma mística, que desarrollaremos en este Blog en otra oportunidad, y que ha sido ampliamente estudiada por los hermanos de nuestro Priorato.
El alargamiento de las figuras humanas en el gótico no corresponde tanto a una estilización arquitectónica como a un nuevo lenguaje místico.
En Botánica el número Áureo es la Ley de Ludwig
Fr.+ R. de Vitry