Santa Rosa De Lima

Santa Rosa De Lima
Patrona Del Priorato Magistral Del Perú - Celebración 30 de Agosto

NON NOBIS DOMINE, NON NOBIS, SED NOMINE TUO DA GLORIAM




Orden De Los Pobres Caballeros De Cristo

Orden De Los Pobres Caballeros De Cristo
Supremus Militaris Ordo Templi Hierosolimitany - Maestrazgo Internacional Templario

domingo, 29 de marzo de 2009

Nicolás Guillén


Nicolás Guillén, poeta cubano nacido en Camaguey en 1902, muerto en 1989, es considerado el Poeta de Cuba. Recibió el Premio Lenin de la Paz en 1954; es reconocida su militancia política en el partico revolucionario comunista cubano y su filiación a la ideología marxista-leninista, sustentada en los hechos previos y siguientes a la Revolución Cubana que se instauró en la isla después de la caída de Batista. Se relacionó con los poetas más importantes de la época, Antonio Machado, Pablo Neruda, nuestro compatriota César Vallejo, León Felipe el poeta de la angustiosa fe, Octavio Paz el genial premio Nobel mexicano, entre otros.
Escribe el poemario Cerebro y Corazón, en 1922 que es recogido en sus Obras Completas (1972) de donde copiamos su poema El Mal del Siglo. En este poema el autor se queja con amargura de la condición del hombre de principios del siglo XX. Se dirige a nuestro Señor, a Él pregunta, pide, convoca, a Él que en Salmo Lírico llama Mariposa santa, Lirio de esperanza:

¡Cristo, Cristo, Cristo mariposa santa
que posó su planta,
derramando aromas, en el Bien y el Mal!

Lirio de esperanza, ¡qué poco viviste!
Cristo, Cristo, Cristo, mariposa triste,
¡qué pronto te fuiste,
mariposa austral!


Meditemos sobre la condición del hombre que se aleja del reconocimiento del Prójimo. Que lo objetiva hasta despojarlo de su intrínseco e inalienable valor de hijo de Dios. Cuando hacemos del prójimo un instrumento, no hay posibilidad de encuentro, ni diálogo, lo humano se apoca, en algunos casos hasta desaparecer. Estas fueron las condiciones sociales, en las que una economía que sólo reconocía y servía a unos pocos, las que llevaron a muchos pensadores de principios del siglo pasado a abrazar un socialismo la mayoría de la veces ateo, pero no lo suficiente para borrar el sentimiento de trascendencia, de Dios. Dostoievsky dejó la idea que no existen socialistas cristianos, sino cristianos socialistas, para subrayar la preeminencia de la fe cristiana en la responsabilidad social. Evdokimov (Dostoievsky et le Probleme du Mal, DDB, 1978) recuerda la postura existencial en Los Hermanos Karamasov, “yo amo…yo existo”, el hombre más que homo sapiens u homo faber sería un homo amans…nos recuerda las palabras del apóstol Pablo cuando señala al amor como la esencia del hombre…nada vale en absoluto, no importa lo grande que sea, si no tiene en su esencia el amor. Guillen deja sentir amor en sus poemas, un amor al hombre, un acercamiento tímido a Dios, tal vez negado en sus actos políticos o en su postura literaria, pero, al parecer, vivo en su corazón. ¿Podría ser de otro modo en quien amó al prójimo?
Leamos a Guillen:

EL MAL DEL SIGLO
Cerebro y Corazón, 1922

Señor, Señor, ¿por qué odiarán los hombres
al que lucha, al que suena y al que canta?
¿Qué puede un cisne dulce
guardar sino ternuras en el alma?
¡cuán doloroso es ver que cada ensayo,
para volar, provoca una pedrada,
un insulto mordaz, una calumnia!...
¿por qué será la Humanidad tan mala?

¿Por qué junto al camino de la Gloria
siempre la Envidia pálida
acecha el paso del romero cándido
y le lanza su flecha envenenada?
Almas que se revuelcan en el lodo
¿por qué serán las almas
que siempre han de manchar las vestiduras
de aquel que lleva vestiduras blancas?

¡Cómo castiga el mundo
al que nació con alas
y suena con la luz del Infinito
desde las lobregueces de la jaula!

Este siglo egoísta
nunca ha sabido de quimeras cándidas,
ni de ilusiones, ni de empenos nobles:
este siglo se arrastra.

Estos hombres de ahora sólo piensan
en el oro, que enfanga
todas las limpideces de la vida
y todas las alburas de las almas.
Señor, ya nadie suena;
Señor, ya nadie canta.

Los caballeros de este siglo buscan
la oscuridad de arteras emboscadas
y en sus noches sin gloria jamás viven
su fina aristocracia,
y el eco de una lira,
el amor de una dama
y el brillo, ante el asombro de la luna,
del acero atrevido de una espada…

Y manos que se esconden en la sombra
son las manos que clavan
el puñal de imprevistas cobardías

Y traiciones satánica
sobre todos los pechos sin amparo
y todas las espaldas.

Yo no puedo vivir en este siglo
sin cerebro y sin alma.
Señor, Señor: yo soy águila o cisne:
dame una cumbre altiva, como el águila,
para olvidar en ella
mi lírica nostalgia,
o igual que al cisne, dame
como suprema gracia,
un lago silencioso y solitario,
de ondas azules y de espumas blancas.

Hermanas y hermanos, espero os haya gustado. Hasta la próxima.
Fr.+ R. de Vitry

lunes, 9 de marzo de 2009

Santa Rosa de Lima



Nuestro ilustre historiador Rubén Vargas Ugarte S.J. (1886-1975), autor entre otras notables obras de Historia General del Perú en 24 volúmenes (Milla Batres, Lima 1971-1984), pinta Lima de fines del siglo XVI con el gran fervor religioso que la ha caracterizado, “…las grandes Órdenes, en cuyos monasterios florecían varones de eminente santidad como Francisco Solano y un Fray Andrés Corso, en la Recoleta de Ntra. Sra. De los Ángeles, un Diego de Ojeda y un Juan Masías, en la Recoleta dominica de Sta. María Magdalena, un, Gabriel Saona y un Luis López de Solís, en el convento agustino de Ntra. Sra. de Gracia, un Fray Gonzalo Díaz de Amarante, en el de San Miguel de la Orden de la Merced y un Toribio de Mogrovejo, en el solio arzobispal de la ciudad tres veces coronada” (Vida de Santa Rosa de Lima, Imprenta López, Buenos Aires, 1961, tercera edición).

Podemos agregar lo dicho por Fr. Ángel Menéndez Rúa O.P. (Reseña Histórica del Santuario de Santa Rosa de Lima, Sanmarti, Lima, 1939) al describir la época en la que nació y vivió Sta. Rosa. “Es esta la época más gloriosa de la Iglesia en el Perú. En ella florecieron como astros de primera magnitud, contando solamente los que recordamos y no haciendo mención sino de los de Lima, los siguiente: la santa Patrona Rosa de Santa María; Santo Toribio de Mogrovejo; San Francisco Solano; el Bto. Juan Macías (hoy santo) el Bto. Martín de Porras (hoy santo) el Vble. P. Castillo; Dña. Luisa de Melgarejo; el Vble. Martín de Barragán; Dña. María Antonia; el Vble. Fr. Pablo de la Caridad; Dña. Lucía Guerra de Daga; el Vble. Bernedo; el Vble. Mendoza; el Vble. Noroña…”


En este ambiente de gran religiosidad y en una Lima apacible nace Isabel Flores de Oliva un 30 de abril de 1586. No se guarda de ella retratos en vida ya que desde muy pequeña rehusó que destacaran su belleza. Dicen que se frotaba el rostro con pimienta para no ser calificada por todos de bella. Estuvo a punto en varias oportunidades de ingresar a la clausura (clarisas, agustinas…), siempre se interpuso un imprevisto…fue Terciara Dominica, después de oír la voz de nuestra Señora del Rosario que le decía que abrazara la vida de entrega al Señor en la Orden de Santo Domingo de Guzmán. Es una santa laica.

Angelino Medoro, napolitano de quien se dice fue un tiempo discípulo de Miguel Ángel, tomó en su lecho de muerte una imagen de la santa que no revela su verdadero rostro, pero nos aproxima con su palidez y sus ojos entornados a su experiencia de muerte.





Nuestro ilustre historiador Rubén Vargas Ugarte S.J. (1886-1975), autor entre otras notables obras de Historia General del Perú en 24 volúmenes (Milla Batres, Lima 1971-1984), pinta Lima de fines del siglo XVI con el gran fervor religioso que la ha caracterizado, “…las grandes Órdenes, en cuyos monasterios florecían varones de eminente santidad como Francisco Solano y un Fray Andrés Corso, en la Recoleta de Ntra. Sra. De los Ángeles, un Diego de Ojeda y un Juan Masías, en la Recoleta dominica de Sta. María Magdalena, un, Gabriel Saona y un Luis López de Solís, en el convento agustino de Ntra. Sra. de Gracia, un Fray Gonzalo Díaz de Amarante, en el de San Miguel de la Orden de la Merced y un Toribio de Mogrovejo, en el solio arzobispal de la ciudad tres veces coronada” (Vida de Santa Rosa de Lima, Imprenta López, Buenos Aires, 1961, tercera edición).

Podemos agregar lo dicho por Fr. Ángel Menéndez Rúa O.P. (Reseña Histórica del Santuario de Santa Rosa de Lima, Sanmarti, Lima, 1939) al describir la época en la que nació y vivió Sta. Rosa. “Es esta la época más gloriosa de la Iglesia en el Perú. En ella florecieron como astros de primera magnitud, contando solamente los que recordamos y no haciendo mención sino de los de Lima, los siguiente: la santa Patrona Rosa de Santa María; Santo Toribio de Mogrovejo; San Francisco Solano; el Bto. Juan Macías (hoy santo) el Bto. Martín de Porras (hoy santo) el Vble. P. Castillo; Dña. Luisa de Melgarejo; el Vble. Martín de Barragán; Dña. María Antonia; el Vble. Fr. Pablo de la Caridad; Dña. Lucía Guerra de Daga; el Vble. Bernedo; el Vble. Mendoza; el Vble. Noroña…”


En este ambiente de gran religiosidad y en una Lima apacible nace Isabel Flores de Oliva un 30 de abril de 1586. No se guarda de ella retratos en vida ya que desde muy pequeña rehusó que destacaran su belleza. Dicen que se frotaba el rostro con pimienta para no ser calificada por todos de bella. Estuvo a punto en varias oportunidades de ingresar a la clausura (clarisas, agustinas…), siempre se interpuso un imprevisto…fue Terciara Dominica, después de oír la voz de nuestra Señora del Rosario que le decía que abrazara la vida de entrega al Señor en la Orden de Santo Domingo de Guzmán. Es una santa laica.

Angelino Medoro, napolitano de quien se dice fue un tiempo discípulo de Miguel Ángel, tomó en su lecho de muerte una imagen de la santa que no revela su verdadero rostro, pero nos aproxima con su palidez y sus ojos entornados a su experiencia de muerte.

San Rosa no fue una poetisa (o una poeta, como se dice ahora) sino una mujer sensible que cantó pequeñas coplas y letrillas a nuestro Señor, ejecutaba muy bien la vihuela.




Nave Central de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario - Lima



Entre las que han llegado a nuestros días, aquella en la que juega con su nombre:



Ay, Jesús de mi alma,
qué bien pareces,
entre Rosas y Flores
y Olivas verdes.

La letrilla que dedica a su ángel de la Guarda:

Joven celestial,
vuela al Criador,
dile que sin vida
yo, viviendo estoy.




Otra:


¡Oh, mi Dios, si yo te amara!
¡Oh, si te amara, mi Dios!
¡Yo amándote quedara
Ardiendo en llamas de Amor!

¿Cómo te amaré mi Dios?
¿Cómo te amaré, Señor?
Siendo yo tu criatura
y tú el Criador.

Padre mío, Domingo,
antes de que muera
te encomiendo mi Oliva
que sola queda.



Si nuestra santa y mística no llegó a las alturas de la poesía de Sta. Teresa de Jesús o Sor Juana Inés de la Cruz, bien debemos destacar con Felipe Sassone (Tríptico, Lima, s/f):


Si no fuiste doctora entre doctores
ni sus versos hiciste ni su prosa,
tu plática escucharon, silenciosa
los insectos, las aves y las flores.






CATEDRAL DE LIMA


CATEDRAL DE LIMA



El escudo del Priorato del Perú lleva en dos de sus campos, rosas. Una de ellas representa a Santa Rosa de Lima, la primera santa de América y patrona, además, de Indias y Filipinas. La otra representa a la Santísima Virgen de la Evangelización; una de las imágenes más antiguas de nuestra Santa Madre en nuestro país. Su SS Juan Pablo II le entregó, en una de sus visitas, la “Rosa de Oro”. Nuestra Madre y nuestra Santa están en nuestro escudo como testimonio perenne de nuestra devoción, nuestro amor y nuestra disponibilidad.










Ntra. Señora de la Evangelización; Catedral de Lima. Lleva en su mano derecha la Rosa que le entregara Juan Pablo II

Fr.+ R. de Vitry

lunes, 2 de marzo de 2009

Desolacion



En 1990 el sacerdote jesuita Osvaldo Pol, nacido en Argentina en 1935, publica Situación y Criba (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina), tomamos de este poemario Desolación. Queremos con la publicación de poemas, oraciones y reflexiones de pensadores cristianos contribuir a la formación de nuestros hermanos templarios y de todas las personas de buena voluntad que visiten nuestro Blog.
Fr.+ R. de Vitry



DESOLACION

Tu silencio, Señor, sabe a tormento
que prolonga los bordes de la herida.
Hay una noche-noche renegrida
Donde todo es ausencia y descontento.

Vaga sin rumbo el alma y su lamento
ciega los pasos hacia la salida.
La sed es honda y honda la dolida
vaciedad sin consuelo ni alimento.

Las manos torpes pierden lo ya asido.
La memoria no atisba en el pasado
y hacia delante todo es sin sentido.

¿Hasta cuándo, Señor, seré humillado
en esta oscuridad donde resido?
Soy hermano de Job, crucificado.